Cuántas veces creí que eras ideal, transparente, que conocía cada espacio tuyo y los movimientos que seguirías. Y me perdí entre tantos pasos cruzados que no fui capaz de reconocer que ese estado tuyo no era compatible al mío. Cuántos minutos gasté intentando calcular el siguiente punto en la trayectoria que seguías, ignorando que ni estable ni constante sería.
Ni siquiera me siento con derecho a derrumbarme, ni a sentirme triste, no frente a ti. Es como si me dejaras con las manos vacías sin soltarme, como si los colores que me mostraste no pudiera tocarlos, ni disfrutarlos, ni conseguirlos. Y tengo que verte brillar, solo verte, y escucharte soñar, sin ser tu sueño.
Se me acabaron las opciones contigo, se me acabaron las fuerzas, se me fueron los sentidos, se va la luz, se va el sonido. Se va quedando todo vacío.
¿Y si hablas?
ResponderEliminarDigo... no hay nada mejor que lo directo. ¿No?
totalmente cierto
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